martes, 15 de noviembre de 2011

LA ORESTIADA

LA ORESTIADA
Esquilo Narco
Por TESPIS

Las re lecturas de los clásicos son por lo general enriquecedoras. Sobre todo si el clásico si “pasa” a través de las modificaciones y cambios propuestos.
Unir a Esquilo con el “Art Narcó” y hacerlo en el bello espacio de la Casa del Lago de manera itinerante, pues francamente suena muy apetitoso y lo es.
Para asistir a este montaje váyase abrigado y con zapatos cómodos, ir de tacones es suicidio señoras. Esta puesta que vimos en la muestra se queda hasta diciembre así que no se pierda la oportunidad viernes y sábados las 8 pm.
El ultimo montaje integral de la Orestiada estuvo bajo la batuta de José Sole que hizo una puesta histórica a la griega, con mascaras y todo durando 6 horas. Esta Orestiada dura apenas unos 100 minutos y se viene hasta el siglo XXI apoyando su diseño visual y conceptual en el “Art Narcó”, una de las subdivisiones del “Art Nacó”.
Primero hablemos de esto. Ni duda cabe de que las expresiones estéticas de muy dudoso gusto, como las patéticas fiestas de 15 años, o el llevar a los niños vestidos de inditos a la Villa, o a los perritos y mascotas vestidos para bendecirlos en la iglesia, son expresiones, la mayoría desafortunadas, del gusto o mas bien mal gusto mexicano, exaltado y ensoberbecido de ello. Ese seria el concepto de lo naco. Por cierto evolución del cursi de los 50's y demás. Que lo era, lo ostentaba, pero al menos guardaba cierta humildad reconociendo internamente que algo no estaba bien. No, lo naco es exultante y hasta agresivo en la justificación de su horridez. El “Art Narcó” viene de esto. La mayor parte de los mexicanos reconocemos a simple vista lo que es moda y usos narcos. Emanuel Morales el creador y director de esta puesta usa todo lo visible y lo no visible del “Art Narcó” para conceptuar este montaje de Esquilo.
El terreno de la casa del lago es utilizado en integridad (Nota: Demos gracias a que ya desalojaron a los invasores del foro externo que tenían este bello lugar hecho una desgracia) se usan los alrededores nunca pasamos al interior. Y ahí se emplearan todos los recursos en vestimenta, adornos, comportamiento del “Art Narcó”. Esta “estética” brutal y desagradable, por eso entrecomille la palabra, resulta ideal por las imágenes sangrientas que nos evocan sus usuarios y las costumbres de los mismos.
Todo empieza en la cola donde se forma el respetable. La acción se inicia cuando vemos erizarse el jardín de sicarios enmascarados vestidos como militares. Al lado de la fila, pasa en procesión la Santa Muerte vestida de rojo y dorado. Detrás vienen las putas del narco, coqueteando con el publico. Vemos un noticiero proyectado anunciando la derrota del Cártel de los Troyanos a manos de Agamenón jefe del cártel de los argivos. A partir de ahí caminamos a un reventon narco, con el coro transfigurado en banda norteña, hasta cantan los narco corridos de la Orestiada, que por cierto es muy chistoso escuchar a ese ritmo aquello de los argivos, Apolo y Atenea, Zeus, eridnias y demás.
El trabajo de adaptación y puesta es bastante adecuado, aunque se debe señalar que es mejor el inicio que el final, pese al detallazo de la escultura que se devela al final y que no describo para no matar el suspenso. La parte correspondiente a la tragedia Agamenon es la mejor lograda en el ambiente de la fiesta de narcos y la balaustrada del palacio de los argivos, todo esta redondo y bien planteado. Se reconoce Esquilo pero pasa muy bien al ambiente degradado de las mafias del narco. Mas aun, es tan fácilmente reconocible que cualquiera diría que estamos hablando de cualquier día.
Sin embargo la adaptación fue sucumbiendo a la grandeza de los versos de Esquilo y va siendo menos atrevida sobre todo en la tercera parte “Eumenides” donde pese a seguir el clima de la puesta, pierde el atrevimiento y el desparpajo de la primera parte.
Es en Coeforas, la parte segunda donde Orestes mata a su madre, que el texto comienza extraviar un poco lo atrevido de la primera parte y se va hacia lo griego. Para en Eumenides prácticamente hacer la obra de Esquilo con cambio de vestuario.
Pese a esto, no queremos decir que este ni lejanamente mal, pero si pudo haber estado un poco mejor.
Y dentro del mismo orden de ideas esta el problema del tono y el estilo. Es verdad que ya no tenemos costumbre de ver griegos y esto hace que el tono nos resulte ajeno a propios y extraños, lo mismo que el estilo. En términos de estilística actoral casi es desconocida la manera de hacer teatro greco latino. La actriz que estaba mas en tono era Arianne Pellicer en una convincente Clitemnestra y en varones el Orestes de Diego Cornejo, ambos los únicos con una voz lo suficientemente poderosa para hacer griegos, que no cualquiera puede.
Incluso en términos de comparación ambos mismos actores llevaban su cuerpo de manera correcta. Apuesto a su correcta intuición, los demás actores algunos dan muy bien el estilo pero no podemos abundar mas en su trabajo por lo breve de su intervención como al Agamenon de Mario de Jesús, con irreprochable presencia y fuerza escénica o la Casandra, que ignoro a quien vi con esta manía de tener dobletes, pero bravo a la actriz que vi fuera María del Carmen Félix o Grecia Rodríguez. El Egisto de Tenoch Huerta da muy bien el tono de líder narco usurpador aunque no me pareció suficientemente grande para la imagen griega. La Nodriza de Janet Ruiz y su Atenea, están correctas, débiles en voz ambos caracteres por momentos y es que sostener la discusión a la griega no es nada fácil. La Electra de Kristian Clausen esta bien por momentos aunque el tono se escapa al final de Coeforas. La idea del coro como grupo cantante es sencillamente genial y al corifeo cantante de Hernan Romo, bueno, mas que bravo.
No se vale dejar de apuntar todo esto pero insisto en que es una aventura interesante y muy divertida acudir a este montaje itinerante de La Orestiada. Recuerdo, lleve zapatos cómodos y a partir de la segunda parte uno debe cargar su sillita y llevarla al siguiente escenario, en total 4 áreas o sea son tres caminatas y cargadas de silla, nada difícil.
Con todo resulta vivificante volver a ver griegos en la escena mexicana. Bien por este esfuerzo y bravo a las instituciones participantes. De entrada resulta muy interesante y entretenido. Así que abríguese y venga a comprobar que Esquilo se lleva muy bien con el “Art Narcó”.

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