martes, 4 de agosto de 2009

Las Alas del Pez. Lo bonito de lo anticuado.

Por TESPIS

No cabe duda, aunque un mensaje moral cambia su valor con el tiempo, convirtiéndose inclusive en anacrónico, si esta envuelto en una forma artística, no solo es aceptable sino hasta disfrutable.
Es el caso de este montaje del INBA de la obra emblemática de Fernando Sanchez Mayans "Las Alas del Pez", montaje que estará en el bonito Teatro Villaurrutia de Jueves a Domingos hasta septiembre.
Esta obra cuenta la historia de Daniel, un joven nadador proletario que sale con su domingo siete de embarazar a su novia. Y entra el tema del aborto, la sociedad, lo que dirá la familia, hasta un final necesariamente trágico. Sanchez Mayans estructuro su obra como melodrama, el genero nacional por excelencia. Esta obra fue muy premiada en su estreno allá en 1960 y de seguro habrá levantado ámpula entre la aun mas conservadora sociedad mexicana de la época, al hablar abiertamente del aborto, claro, con eufemismos como "arreglar lo de ese hijo" o "dejar a la muchacha como antes".
Resulta mas que obvio darse cuenta de que el "mensaje" de la obra de "Castigo al pecador que se atrevió a sugerir tal barbaridad" esta mas que pasado de moda y de machismo, aunque me atrevo a suponer que la intención del autor estaba mas del lado femenino al hacer un retrato que hoy resulta risible, por lo indigno, del machismo. Machismo que aplica incluso la madre del protagonista con la terrible, por su significado, situación de "No te casaras con mi hijo pero, NO abortaras a mi nieto" que le suelta a la pobre novia embarazada con toda la seguridad de estar cumpliendo con la moral establecida.
Inteligente y muy, muy disfrutable la decisión del director Ginés Cruz de ubicar la obra en los sesenta. El delicioso aire "retro" de la puesta cuidado hasta el exceso con rebanadas de naturalismo escénico que ya no se ven, como la cena que la madre prepara de verdad, o también el planchado a la antigüita con trapito húmedo arriba de la prenda y todo que nos hace la puesta divertida y atractiva visualmente. Por supuesto Gines Cruz se fuga un poco de la imposición realista del texto aplicándolo a la escenografía, muy linda, de Luis Conde que se encuadra mas bien en un realismo estilizado en contraste con el vestuario y otilaría obra de Sergio Ruiz, donde hasta la botellita de Pepsi esta exacta. Anexando algunos trazos y acciones que nos permiten evadirnos de esa sofocante realidad, la historia se desliza suave e interesante de principio a fin.
Un solo comentario, la obra esta estructurada en tres actos, para adecuarse al gusto moderno solo hay un intermedio, pero resulta necesario un pequeño espacio entre segundo y tercero. Por lo menos para prender el aire acondicionado. Pero realmente necesario para establecer la separación de tiempos en la historia. Aparte de esto, la dirección es muy buena y limpia, fiel al estilo de la época en todo, incluso actoralmente, pues pone a su destacable elenco en tono con genero y estilo actoral.
El elenco es un encuentro agradable con actores y actrices no solo conocedores del oficio sino con labores que vale la pena destacar. Muy bien Rafael León en el estelar Daniel, sonsonete barriobajero al estilo del cine de la época de oro, manejo corporal directo, compromiso sin excesos. Bravo, Rafael. La Madre de Patricia Marrero es deliciosa, para aquellos que pensaban que ya nadie podía actuar como la Derbez o la Montejo de aquellos años Patricia Marrero hace alarde de buen desempeño al tocarle acciones naturalistas que parecen sencillas si no tienen que estar sujetas a una precisión de tiempo y parlamentos, además de alcanzar matices melodramáticos que es muy difícil ya poderlos ver, Bravisimo Patricia. Muy bien también José Carlos Rodríguez en el padre frió y desobligado, con el peso y la economía exactos. Xochitl Galindres que nos toco en suerte ese día; alterna con Monica Sanchez; también correcta en su papel de chica engañada, nos gusto mas en la segunda parte. El Ángel de Jonathan Persan es correcto y efectivo en la dramática escena final. Nos gusto menos la Soledad de Marta Papadimitrou, aunque no desentona en absoluto con los demás, quizá demasiado contenida, en momentos parecía un poco fría.
Resumiendo, "Las Alas del Pez" es una puesta que deben ver todos aquellos que gustan del buen teatro mexicano, aunque sea anticuadito jeje. Para los nuevos escritores y dramaturgos que quieran ver una obra bien estructurada y una historia bien contada. Y para todos aquellos que disfruten una actuación cuidadosa y correctisima en estilo lo que la hace un bocado delicioso. Incluso es buena para los abortistas y antiabortistas pues pone en escena muchos argumentos que pueden generar constructivas discusiones. No se la pierda.