martes, 15 de septiembre de 2009

Jugar a Morir.

Jugar a morir


Palabras en imagen

Por

Tespis

Dentro del programa Teatro para todos 2009, una de las mejores y más atrevidas iniciativas del IMSS en muchos años, se presenta en el Teatro Julio Prieto (Xola) la obra “Jugar a morir, Pizarnik en el país de las maravillas” todos los Lunes y Martes a partir de hoy y hasta Noviembre.

Confieso que llegue al teatro sin ninguna actitud, ni buena, ni mala. Y al iniciarse la obra que abre con el personaje de Ostrov sentado en un sillón mientras entra el público, al abrirse el telón, ¡Oh, sorpresa! Se ha iniciado el espectáculo de multimedia escénica y espacios manejados a través de imágenes lanzadas por tres video proyectores, más impresionante y perfecto en ejecución y desarrollo que se ha visto por acá en mucho tiempo. Vamos por partes.

Alejandra Pizarnik como nos informa correctamente el programa (indispensable leerlo por cierto para poder entender) fue una poetisa argentina de los 50’s suicida a los treinta y varios. Con una obra dolorosa y potente, centrada en sí misma y su angustia existencial. Suena denso, lo es, pero, que gran poetisa a la que confieso no conocía en absoluto y que merced a esta obra ahora he comenzado a leer con gran placer.

La obra, original de Zaria Abreu, maneja; a través de diálogos entre la Pizarnik y su sicoanalista Ostrov y consigo misma y sus angustiosas personalidades; el proceso de destrucción mental y emocional que viviera la poetisa, encuadrándolo simbólicamente en el cuento de Alicia en el país de las maravillas. Desde el principio sabemos que estamos navegando en la locura lucida de esta escritora y que finalmente morirá, pero con una dramaturgia novedosa, plena de momentos llenos de teatralidad pura Zaria Abreu nos lleva a conocer y claro, admirar y entender un poco a esta artista, que se une a poetisas dolientes como lo fuera, en otra medida y sentido, Enriqueta Ochoa que no se suicido pero también escribió poesía personalísima a partir de sí misma.

Debo destacar que Zaria es becaria FONCA y por este trabajo más que merecidamente. Pocas veces se ven en escena textos de autentica vanguardia escénica y este es uno de esos.

La puesta en escena, esplendida y reitero de autentica vanguardia, de Gabriel Figueroa Pacheco, nos introduce con un director imaginativo y acucioso, obviamente obsesionado con el detalle. La Puesta y producción física manejan una complejidad y una riqueza visual apabullantes. El escenario estalla visual y emotivamente. Que agradable sorpresa conocer el trabajo de Gabriel.

Aquí su labor como generador y coordinador del gran grupo de colaboradores rinde fruto por el excelente resultado. Disfrutamos un autentico show multimedia con espacios creados a partir de proyecciones fijas o en movimiento. Escuche que se llevaron 4 meses para lograr esa perfección visual. No exagero, la obra en términos de producción no tiene nada que pedir y si mucho que mostrar a OCESA y CNT e incluso a muchos teatristas extranjeros. Por establecer un nexo respecto a la novedad escénica que se ve aquí solo podría comparar con algunas propuestas de Fura del Baus o Els Comediens. El producto final es impecable. De hecho leemos parte de los versos de Pizarnik en las muy bellas imágenes en cambio constante desde el inicio hasta el final de la obra. Destaco los trabajos para lograrlo de Alain Kerriou en escenografía y videoarte, las iluminación de Hugo Heredia, La coreografía de Ramón Solano, el diseño sonoro de Ricardo Cortes, que al lado de sus equipos logran una puesta de avanzada que justifica becas y apoyos.

El elenco es muy bueno, ¡Bravo! Micaela Gramajo en su “Alejandra”, intensa y profunda. Con el compromiso de las buenas actrices, a su lado Tony Marcin en la “Sasha” con una fuerza escénica que no es común. Arnoldo Picazzo en el Ostrov lucha y vence en un rol difícil como interlocutor masculino en un universo mental femenino. Frida Islas y Florencia Sandoval también logran con creces sus respectivos roles con esa frescura que da la experiencia actoral de jóvenes preparadas.

Ahora bien, también los espectadores de teatro tienen edad, me refiero a que existen espectadores adultos con gran experiencia en ver teatro, así como adolescentes e infantes, según la cantidad y calidad de las puestas que hayan visto. Explico esto porque esta es una obra definitivamente hecha y concebida para espectadores adultos o… adolescentes atrevidos, teatralmente hablando por supuesto. Es una obra que si lo modifica a uno como espectador pero que no es fácil ni fácil de digerir. Está en un acto y al final si resulta a mi percepción 20 minutos larga. Por lo mismo y por lo denso del tema y tono puede resultar un poco pesada para algunos. Si, debo decirlo, no es una obra digestiva para ver y olvidar, es un espectáculo que requiere de un público atrevido e inteligente.

En resumen, Jugar a morir, es una esplendida opción para hacer y ver algo interesante los lunes y martes, además a un precio risible de $50.00 pesos solamente y aplican descuentos, francamente no hay pretexto para no acudir. Eso si, repito, es intensa, es densa, un poco larga, maravillosa visualmente y nos permite acercarnos al interior del alma de una intensa y bastante loca artista, pero no es fácil. Así que ya lo sabe, aviéntese una vuelta por el Teatro Julio Prieto para darse el placer de crecer como espectador teatral.

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