miércoles, 19 de octubre de 2011

ASESINOS

Asesinos

Por TESPIS

En el recién renovado y cómodo Foro del Centro Cultural de la Diversidad, se presenta ASESINOS, un thriller escrito y dirigido por Carlos Armando.
Debo decir que a mi las obras que se anuncian con uno o varios chicos en ropa interior o desnudos me inspiran gran desconfianza. Cuando a mediados y finales de los años ochentas, comenzaron a proliferar los foros independientes, se hizo una “abundancia” de obras gay, en la que siempre se encueraban a la menor provocación y siempre, los personajes eran prostitutos, infieles o enamorados de un heterosexual, un bisexual u otro gay, mas promiscuo que ellos. El otro modelo de Teatro Gay era el tema manoseadisimo de la aceptación. Desfilaron por la escena, curas, “chichifos” o prostitutos masculinos y toda la fauna imaginable de machitos mexicanos viendo destruida su virilidad por ser homosexuales, que siempre tenían, ademas, que ser promiscuos o mínimo infieles.
El discursito de la eterna infelicidad y soledad gay, ademas de la eterna cantaleta de la promiscuidad, ademas de los desnudos mas o menos buenones a la menor provocación, solo consiguió hartar a un publico que emigro de nuevo a teatro convencional, al no encontrar en el Teatro Gay “algo” que les significara “algo”.
Hablo de Teatro Gay, porque, pese a la eterna cantaleta de que solo hay buen teatro o mal teatro, si se puede hablar de que hay hechos escénicos creados por artistas gay, dirigidos a la comunidad gay. Algunos son buenos ejercicios que comunican y divierten, recordaría ahora “La Fiesta” o podemos hablar de los Shows de Las Hermanas Vampiro o de Carlos Bieletto. En estos últimos casos, pueden ser tan divertidos a veces que rompen la barrera del ser para publico gay y divierten a propios y extraños como la ultima época de “Desde Gayola”.
Pero no podemos negar que tienen un “calo” y una serie de guiños que son incomprensibles al publico si este no tiene, al menos, contacto frecuente con personas gay. Algunos espectáculos son tan crípticos que ni siquiera los entiende toda la comunidad gay sino solo un sector. Algo así como el teatro regional de Merida que solo es para yucatecos.
ASESINOS, la obra que nos ocupa, aunque usa la estructura del Thriller, en genero seria un melodrama pese a que su autor la confunde con pieza, lo que no es ni de lejisimos. Decíamos, aunque usa una estructura policíaca con relato fragmentario, es un relato anticuado de la historia de un grupo de personajes gay, un chichifo, un gogo dancer, otro gogo dancer que es ademas dueño del antro y otro chichifo, que ademas es gogo dancer... ah caray, como que todos son el mismo personaje, en fin. Todos unidos en torno a su relación con un personaje que no aparece, un tal Hugo que les pone el cuerno a todos o bien los engaña, o bien los roba. Repite Carlos Armando, el ochentero esquema de que la comunidad gay esta compuesta exclusivamente de rateros, ladrones, prostitutos o curas que compran favores de chichifos.
¿Otra vez?, caray, hasta cuando van a repetir lo mismo. Ademas parece que estamos viendo una tercera o cuarta copia de “Los Chicos de la Banda” región 4. Si en Estados Unidos nadie volverá a poner esa obra porque, aunque en su época exponía la realidad de la existencia de una sociedad gay que no solo se divertía, su mensaje hoy resulta retrogrado y homofóbico. Pues acá seguimos en la misma idea, ser gay es ser escoria.
La dirección emplea solamente una indicación de lugares con cambio de sillones en una segunda área oculta por una cortina al fondo y un par de cubos practicables para indicar los separos de la policía. Caramba, hasta el judicial “mata putos” es ochentero en discurso y movimientos.
Intencionalmente lenta para “dar intensidad”, se presenta sin intermedio pero con unos oscuros inmensos entre cada escena.
El elenco esta integrado por cuatro actores mas bien atractivos y algunos muy atractivos, mas el judicial, necesariamente un actor corpulento.
Humberto Carlos, con seguridad el mejor cuerpo, lucha para darle intensidad a su papel, pero solo crea una imagen confusa, no sabemos al final si compadecerle por ser engañado o darle un zape por su comportamiento sangrón y soberbio, incluso chantajista con sus clientes. Sin embargo se queda en la superficie, varios matices se le escapan totalmente lánguidos y sin chiste. León Pablo, emplea tics y recursos muy del Método, pero aun así su actuación de “soy gay pero no lo admito” ,otra vez el tema del closet del que no salimos los mexicanos, resulta hasta ingenua. Si a eso le sumamos ser el dueño de un antro al que un gogo, o sea su empleado, lo pone como chancla, pues ya no entendí. Esto es un error de dramaturgia pero también hay que ponerle técnica actoral. Cesar Herrera se va al cliché del gay que es gogo y es un amargado por su terrible antecedente familiar. Obvio es una especie de versión rosa de Teresa pero en región 27. También externo y sobre simplificado. Alvaro Ros Tor hace al chichifo de experiencia que ademas enseña maldades al tremendito Hugo que nunca vemos. Y el también da la idea criminal. Aunque lo intenta con toda honestidad, su villano se queda en Malo de Malolandia, con sus movimientos lentos y sus miradas oblicuas. Como sucede con el judicial de Emilio Hernández, solo apoyado en su tipo físico pero sin entrañas.
Debo decir en descargo de los jóvenes actores, que se percibe un compromiso autentico. Realmente están comprometidos y dan lo mejor de si, aunque adolecen de deficiencias técnicas que no les permiten cubrir un discurso escénico, dramático y de puesta, muy anticuado. Ademas de que tienen unas agradables presencias físicas para aquellos que solo buscan un taco de ojo, para estos espectadores si hay que ver.
En resumen, si quiere pasar un ratito aceptable en un teatro, insisto, viendo un espectaculo gay, puede darse una vuelta, no dudo que habra a quien le agrade.
Nuestro, de verdad, afectuoso consejo, es que hay que actualizarse en técnicas actorales y sobre todo dramáticas y de puesta. Es un heroísmo hacer teatro y mas teatro gay. Adelante, pero deben revisar el discurso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario